Quién se iba a imaginar en marzo de 2020 que un virus microscópico nos jodería tanto y durante tanto tiempo. El coronavirus nos ha cambiado la vida a todos y las mamás hemos tenido que adaptarnos a esta situación como buenamente hemos podido nadando en un mar de dudas y miedos. Por eso, hoy quiero dedicarte este post a ti que, como yo, tuviste que parir en tiempos de coronavirus.
A ti, a la mamá que tuvo que parir en tiempos de coronavirus
A ti, que tuviste que enfrentarte a las ecografías sola, sin una mano a la que agarrarte mientras comprobaban que todo estaba bien.
A ti, que te quedaste sin babyshower y tuviste que ingeniártelas para celebrar la llegada de tu bebé.
A ti, que te despediste de los abrazos de tu madre cuando más los necesitabas.
A ti, que tuviste miedo por pensar que tendrías que parir sola.
A ti, que viviste encerrada en casa sin poder pasear mientras se te hinchaban las piernas y los pies.
A ti, que te privaron de visitar las tiendas de bebés para poder elegir su primera muda.
A ti, que fuiste testigo de cómo iba cambiando tu cuerpo sin poder compartirlo con tu familia.
A ti, que tuviste que alejarte de todo el mundo y vivir el embarazo recluida en las cuatro paredes de tu casa.
A ti, que, a pesar de las restricciones, los confinamientos y los toques de queda, decidiste que la vida siempre gana.
Y llegó él. Tu bebé Covid, tu pandemial. Tu todo.
Él que, a pesar de llegar en el momento más difícil, te recordó que la vida es ser feliz. Él que, aunque llegó a este mundo entre mascarillas, te devolvió la sonrisa. Él que te pintó la vida de color esperanza. Él que se aferró a tu pecho con fuerza para demostrarte lo valiente que eres.
Porque lo eres. Porque la Generación Covid no son solo ellos. Somos todos. También el papá que tuvo que esperar fuera de la sala sin saber si su hijo estaba bien. El abuelo que conoció a su nieto a través de una pantalla. El tío que tuvo que esperar para poder coger a su sobrino en brazos. La tía abuela que todavía no ha podido ver cómo luce esa minichaqueta que le regaló. La madrina que no pudo abrazar a su ahijado. La abuela que no sabe cuándo podrá achuchar a su nieto por primera vez. Todos.
Somos madres coraje, eso no nos lo quita nadie.
El Covid nos ha robado muchas cosas. Nos robó exprimir los últimos instantes con nuestros amigos, nos prohibió disfrutar de una última escapada en pareja antes de ser papás, nos alejó de nuestra familia y nos privó de compartir uno de los momentos más felices de nuestras vidas con quienes más queremos. Pero hay que sentirnos afortunados por haber llegado donde hemos llegado, con nuestro bebé en brazos, sano y salvo.
Tenemos que mirar hacia el futuro y pensar que vendrán tiempos mejores, que crecerá feliz mientras juega en el parque con sus amigos, que su abuela le dará todos los besos que no pudo darle, que nos olvidaremos de las mascarillas y dejaremos de sonreír con los ojos, que podrá pasarse el rato de brazo en brazo, descubrir y desarrollarse como cualquier otro niño en cualquier otro momento. Porque llegará y, si algo podemos sacar de esta situación, es que sabremos apreciar mucho más todos esos pequeños momentos.
Así que bienvenidos, bebés pandemials, sois sin duda lo mejor del 2020.
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