Recuerdo la primera vez que alguien me dijo que dormía con su bebé. Pensé: “¿Pero no les da miedo? ¡Yo no dormiré nunca con mi bebé!”. Tres años y un embarazo después aquí estoy: durmiendo con mi bebé en la cama y convencida de que el colecho seguro es la mejor opción para nosotros.
Muchas madres y padres primerizos tienen la intención de que sus hijos duerman en el moisés o en la cuna de su habitación que les han preparado con tanto amor. Sin embargo, no todos los bebés aceptan del mismo modo dormir solos.
Algunos lloran toda la noche desesperando a las mamás que no saben cómo calmar a su hijo, otros se quejan hasta que los vas a buscar ofreciéndote su mejor sonrisa en cuanto entras por la puerta y, por el contrario, algunos suertudos duermen plácidamente en su cuna como si llevaran haciéndolo durante toda su vida. Esto es una lotería.
Entonces, ¿qué podemos hacer si nuestro bebé no acepta dormir en la cuna? Lo primero y más importante es entender el sueño de los bebés. Si no sabemos qué sucede y qué podemos esperar en cada etapa de su desarrollo, nos será muy difícil empatizar y entender qué es lo que está pasando.
Una vez somos conscientes de las expectativas que podemos tener como padres, algunos papás optan por dejar que sus bebés aprendan a dormir solos, lo que generalmente conlleva muchas lágrimas, tanto del bebé como de la mamá.
Otros buscan apoyo en coaches del sueño que suelen recomendar una transición más gradual aunque, en numerosas ocasiones, también acaba en llanto.
Existe una tercera opción que descubrí tras leerme un libro maravilloso sobre sueño infantil, Dormir sin Lágrimas de Rosa Jové. Gracias a este libro, entendí que no siempre la solución pasa por dormir en una cuna en su habitación y que no hay nada de malo en elegir el colecho seguro para afrontar las noches con nuestro bebé.
¿Qué es el colecho?
El colecho es una práctica en la que los bebés duermen en la misma cama que sus padres.
Aunque esta sería la definición más pura del término colecho, en los últimos años han ido apareciendo diferentes maneras de colechar con los niños:
Cuna colecho
Consiste en acoplar la cuna del bebé, sin barandilla en un lateral, a la cama de los padres. De esta manera el niño tiene su propia cuna y se amplia el espacio disponible.
Existen modelos versátiles que permiten bajar la barandilla para usarlo como colecho por las noches y subirla durante el día, para utilizarlo como moisés.
Moisés
Técnicamente, en este caso estaríamos hablando de cohabitación y no colecho, ya que el niño está separado de los padres por una barandilla. Sin embargo, es una buena alternativa para que el niño pueda sentir a su mamá y a su papá cerca.
Esta opción puede derivar en colecho si la madre da el pecho en la cama. En este caso, en algunas ocasiones la mamá aguanta despierta hasta que el bebé acaba de comer y lo pasa de nuevo a su cuna. En otras, sin embargo, se quedan durmiendo juntos en la cama.
Colchón en el suelo
Aunque es una práctica que en occidente no se estila demasiado, en muchas culturas asiáticas los padres duermen con los niños en un colchón en el suelo. De este modo, se ahorran posibles caídas y golpes del bebé, añadiendo un plus de seguridad.
En caso de elegir esta opción, es muy importante levantar el colchón durante el día para ventilarlo y poder barrer y fregar el suelo.
Mi experiencia
Como os comentaba al principio, nuestra intención no era practicar colecho puro, aunque sí quería compartir habitación con el bebé los primeros meses.
Por ello, optamos por una cuna colecho con la barandilla móvil. De este modo, teníamos más espacio en la cama y podíamos utilizarlo como moisés en caso de necesitarlo.
Los primeros tres meses y medio, el bebé se quedaba dormido al pecho en nuestra cama y, cuando llevaba unos 20-30 minutos durmiendo, lo poníamos de nuevo en su cuna colecho.
Aunque alguna vez me quedé dormida con él en la cama, la mayoría de las veces conseguía mantenerme despierta y hacer el cambio. Teníamos la suerte que nuestro hijo dormía muy bien y podía hacer tramos de hasta 5 y 6 horas durmiendo, incluso una vez llegó a hacer más de 7 horas seguidas con tan solo dos meses. Así que, a pesar de tener que despertarme varias veces por la noche, era soportable.
Entonces, ¿qué pasó?
A partir de los tres meses y medio, nuestro bebé empezó a despertarse prácticamente cada hora y necesitaba el pecho para volver a dormirse. Estaba agotada, me pasaba las noches en vela esperando a que se durmiera para volver a ponerlo en su cuna colecho. Habíamos llegado a la regresión del sueño de los cuatro meses.
Para las que no la conozcáis, aunque se le le llama regresión, en realidad se trata de una evolución del sueño. Antes de los cuatro meses, los bebés tienen ciclos de sueño de dos fases (REM y no REM). Sin embargo, alrededor de los cuatro meses, el sueño del bebé empieza a madurar y, en vez de esas dos fases, pasan a tener 5 (4 no REM y 1 REM).
La causa de los múltiples despertares nocturnos es justamente los cambios que producen en el cerebro del bebé esas nuevas fases del sueño ligeras que todavía no sabe gestionar. El bebé no tiene la capacidad de pasar del sueño ligero al profundo, así que se despierta y nos pide que lo ayudemos a dormirse de nuevo.
Evidentemente, el cansancio fue aumentando día tras día y cada vez más veces me quedaba dormida mientras le daba el pecho. Al final, empezó a hacer todas las tomas en la cama y empezamos a dormir mejor.
En ese momento pensé, ¿si tanto él como yo dormimos mejor, por qué forzar una situación que no está funcionando?
¿Cómo practicar colecho seguro?
Organizaciones como UNICEF o la OMS recomiendan el colecho para favorecer la lactancia materna que, a su vez, protege del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL).
Sin embargo, no se puede hacer colecho de cualquier manera. Hay que seguir una serie de recomendaciones, que se pueden cumplir muy fácilmente, para asegurarnos de que el colecho es seguro para nuestro bebé:
- El colchón debe ser firme para que el niño no pueda quedar atrapado. Hay que evitar los colchones de agua y los sofás, que pueden hacer que el bebé se escurra hacia el hueco.
- No debemos usar sábanas ni pijamas que tengan lazos o tirantes. Lo ideal es también evitar el uso de colchas y edredones de plumas.
- No abrigar demasiado al bebé. Los padres ya desprendemos calor con nuestros cuerpos por lo que no hace falta ponerles un saco de dormir si los vamos a tapar con la manta.
- La temperatura de la habitación debe estar entre los 18ºC y los 20ºC.
- Los padres no pueden ser fumadores habituales ni deben fumar en la habitación donde duerme el bebé. Tampoco pueden haber consumido alcohol o drogas ni ninguna medicación que tenga efectos sedantes ni padecer obesidad.
Otras recomendaciones
Además de estas medidas de seguridad, es fundamental que tanto el papá como la mamá estén de acuerdo en esta decisión. De este modo, al tomar una decisión consensuada, ambos progenitores son más conscientes de que hay un bebé en la cama y podrán estar más alerta.
Por otro lado, hay algunos casos más en los que la Asociación Española de Pediatría (AEP) no recomienda la práctica del colecho:
- Bebés lactantes menos de tres meses
- Bebés prematuros o de bajo peso al nacer
- Situaciones de cansancio extremo
- Compartir la cama con otros niños
Por último, simplemente tener en cuenta que, del mismo modo que cuando el bebé duerme en la cuna, es importante colocarlo boca arriba, sobre su espalda ya que, según la AEP, existe evidencia científica de que esta práctica reduce el riesgo de SMSL en más del 50%.
Y tú, ¿qué opción has elegido para dormir con tu bebé? ¡Te leo en comentarios!
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