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8 cosas que la maternidad me ha enseñado

  • Categoría de la entrada:Maternidad
  • Tiempo de lectura:12 minutos de lectura

Dicen que ser mamá es uno de los actos de amor más generosos que puedes hacer. Y razón no les falta, lejos de las maternidades irreales que se muestran en Instagram y las redes sociales, lo cierto es que ser mamá no es un camino de rosas.

Sin embargo, no deja de ser algo maravilloso: un camino en el que te reencuentras con tu niña interior y una experiencia de la que puedes aprender muchísimo.

Por ello, hoy os quiero contar algunas cosas que la maternidad me ha enseñado hasta el momento, desde la cruda realidad de las regresiones del sueño, pasando por cómo llevar una lactancia realista o cómo han cambiado mis prioridades en unos pocos meses.

¡Empezamos!

1. La regresión de los cuatro meses es real

Cuando pensabas que te había tocado la lotería, tu bebé, que dormía plácidamente hasta 7 horas seguidas por la noche empieza a despertarse cada 30 y 45 minutos.

Y es que por mucho que hayas oído hablar de esta regresión, hasta que no la vives en tus propias carnes te parece que es todo una exageración.

Había escuchado a madres quejarse que no pegaban ojo durante semanas pero había algo en mí que me decía que no podía ser verdad, no podía ser tan duro. ¡Cuánto me equivocaba!

Recuerdo que viví esta regresión con muchísima angustia y eso que había leído muchísimo sobre el sueño infantil, las etapas, necesidades, etc. Pero pasarte varias semanas sin dormir, desquicia a cualquiera.

A las mamis que estáis pasando por este momento, solo puedo daros muchos ánimos, poco a poco empiezan a dormir más seguido. Os recomiendo también el libro de Dormir sin lágrimas de Rosa Jové, lo releí en numerosas ocasiones para autoconvencerme de que lo estaba haciendo bien.

Cosas que me ha enseñado la maternidad

2. Nunca digas nunca

Jamás haré colecho. A los seis meses lo saco de la habitación…

De todas las cosas que me prometí que no haría jamás, creo que solo he conseguido mantener una (nada de azúcares). Y aunque, en alguna ocasión me he sentido peor madre por haber cedido, con el tiempo ves que la maternidad hay que disfrutarla con menos rigidez.

En mi caso, por ejemplo, tenía clarísimo que no quería hacer colecho. Sinceramente, no recuerdo muy bien los motivos, probablemente para tener más intimidad con mi pareja y para no “malacostumbrar” a mi hijo a dormir con nosotros.

La verdad es que la regresión de los cuatro meses no nos dejó otra opción y fue la única manera de poder dormir por las noches sin llantos y sin ir como una zombie por la vida.

3. La cuna solo sirve para almacenar ropa

Aunque hay familias que consiguen que sus bebés acepten la cuna con mucha facilidad, en nuestro caso no fue así. A pesar de intentarlo, de ponerlo durante las siestas, de dejar que se durmiera solo en ella desde muy pequeño…

Tras la regresión de los cuatro meses, las esperanzas de que nuestro bebé se durmiera en esa preciosa cuna blanca que habíamos comprado con toda la ilusión del mundo se fueron desvaneciendo poco a poco.

Eso sí, se nos quedó un mueble perfecto para acumular la ropa de toda la familia. Ahora además, también nos sirve de tope para que el bebé no se caiga de la cama. ¡Todo ventajas!

Cosas que me ha enseñado la maternidad

4. Hay que saber escoger tus batallas

Este es quizás una de las cosas más importantes que me ha enseñado la maternidad. Siempre habrá alguien a quien no le guste cómo crías a tu bebé: lo tienes consentido, deberías dejar de darle el pecho, tiene mucha mamitis, etc.

Al principio respondía a todos, argumentaba el porqué de mis decisiones, les contaba los estudios que se habían hecho, las secuelas negativas que podían tener en los bebés algunas de las prácticas extendidas desde hace ya demasiados años, los beneficios de otros estilos de crianza pero no hay peor ciego que el que no quiere ver y defender tu postura puede llegar a ser agotador. ¡Muchísimo!

Por suerte, he aprendido a escoger qué batallas pelear, hay situaciones (o personas) por las que no vale la pena perder tiempo ni energía. A veces, vale más la pena no decir nada y seguir haciendo lo que te parece. Al final y al cabo, es vuestro hijo y sois tú y tu pareja quienes debéis decidir cómo criarlo. Como decía la canción, lo que digan los demás está de más.

5. Nunca juzgues a ninguna mamá

La mamá perfecta sí existe, era yo antes de ser mamá.

Esta frase no puede resumir mejor el golpe de realidad que me ha dado la maternidad. Hay días mejores y días peores, días en los que te comerías el mundo y otros en los que solo quieres meterte en la cama y eludir todas tus responsabilidades y no por eso eres mejor o peor mamá.

Hay veces que ves a esa mamá que decide no dar el pecho, o que decide darlo durante años o esa mamá que, por un momento, pierde los nervios o que en un momento de estrés máximo les deja que vean la tele. Y ¡qué fácil es juzgar! ¡Qué sencillo se ve todo desde la tranquilidad (y el desconocimiento) de una vida sin hijos!

Necesitamos más amor entre madres y menos juicios.

6. La lactancia no entiende de fechas

Cuando empecé tenía claro que quería hacer lactancia materna exclusiva (LME) hasta los seis meses. Cuando llevábamos seis meses, me dije que quería aguantar hasta el año, luego hasta los dos…

Luego ha habido días en los que me he informado sobre el destete, luego otros en los que he mirado cómo hacer únicamente el destete parcial, luego he vuelto a mirar las ventajas de la leche materna y las recomendaciones de la OMS y me he sentido culpable.

¡Basta ya con las culpas! La lactancia es cosa de dos, un acto de amor que hay que hacer hasta que se quiera o se pueda, sin fechas y sin culpas.

Cosas que me ha enseñado la maternidad

7. Tus prioridades cambian

La maternidad supone un enorme torbellino emocional que hace tambalear tu vida como la conocías hasta ese momento.

Empiezas a concebir la vida de una manera totalmente distinta y poco a poco te das cuenta de que lo verdaderamente importante no es lo que antes creías importante.

Cuando tus prioridades cambian, también lo hacen tus relaciones con los demás.

Hay veces en las que te sientes totalmente desconectada de tus amigas sin hijos, en las que sus disputas por pequeñas cosas te aburren, cuando antes eran tu pan de cada día.

Esa desconexión es muy compleja de abordar y hay que trabajarla desde el amor, la comprensión y, sobre todo, la comunicación. No desaparezcas por ser mamá. No pienses que nadie más te va a entender, probablemente tus amistades quieran estar ahí para ti pero no sepan cómo hacerlo.

8. La conciliación sigue sin existir

Recuerdo la tristeza que sentí cuando volví a trabajar: sentía que estaba abandonando a mi hijo, que me estaba perdiendo momentos preciosos de su vida que nunca se volverían a repetir.

Y, aunque cada día que pasa duele menos, al final hemos normalizado algo que no es normal. No es normal dejar a un bebé de 5 meses y medio sin su madre durante la mayor parte del día. No es normal tener que renunciar a parte de tu sueldo para poder disfrutar de tu hijo. No es normal tener que renunciar a tu carrera profesional por ser mamá. No es normal tener que elegir entre una cosa y la otra.

¿Cuál es la solución? No soy ninguna experta en este tema pero cuando la OMS recomienda que la lactancia materna se mantenga durante dos años, me parece ilógico que el permiso en España se termine a los tres meses y medio.

Quizás pasa por permisos de ma/paternidad más largos, quizás pasa por imitar más a los modelos nórdicos, que todo el mundo alaba y, sin embargo, pocos países replican.

Lo que está claro es que las mujeres tenemos que elegir, tenemos que priorizar nuestra vida laboral o la personal. Y eso, amigas mías, no es conciliación.

Cosas que me ha enseñado la maternidad

Las cosas que me he enseñado la maternidad

Mi hijo solo tiene 14 meses y no me parezco en nada a la persona que era antes de tenerlo.

Sé que la maternidad me seguirá enseñando cosas, algunas que quizás contradicen lo que he escrito hoy aquí. Y es que ser mamá es un aprendizaje diario. Es un camino lleno de obstáculos, una carrera ardua y difícil pero que, sin duda alguna, merece mucho la pena y tengo ganas de seguir aprendiendo como lo he estado haciendo estos últimos meses.

Y a ti, ¿qué cosas te ha enseñado la maternidad? ¡Te leo en comentarios!

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